Creo que llegamos a un punto en el que solo nos estamos viendo en funerales.
Como muchos sabrán, hoy se dio a conocer la noticia del
fallecimiento de Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor conocido simplemente como
Quino y que fue conocido internacionalmente por ser el creador de Mafalda, la
niña que todo lo cuestionaba.
Quino logró trascender con su obra las fronteras de su país,
Argentina, con la publicación de innumerables cartones, que en innumerables
caso no estaban limitados por el idioma, aunque sin duda la fama del autor,
descendiente de españoles, se debe a Mafalda, personaje que fue publicado por
casi diez años, entre 1964 y 1973, y que dejó de desarrollar porque “se le
habían acabado las nuevas ideas”.
Las historias de Mafalda se han publicado en distintas
recopilaciones, que van desde unos cuadernillos de tiras cómicas horizontales
hasta colecciones de pasta dura del tipo “todo incluido”, siendo las primeras
las que más comúnmente se encuentran en ferias del libro y en las ventas de
libros de segunda mano, tal vez por la infinidad de ediciones que se han
impreso y por lo económico que es adquirirlas: el leer alguno de estos tomos asegura
un gran momento de diversión y reflexión, sobre todo a los más grandes.
Aunque siempre he disfrutado de sus tiras, nunca me consideré un aficionado a Mafalda; reconozco la grandeza de Quino para contar historias cortas y con temas de gran profundidad. En su momento, ya hace más de 10 años, preparé una biografía corta para una serie de columnas que escribí para una sección que llamaba “Grandes autores de cómic”; entre las piezas que escribí Quino era el único de habla española y quise plasmar en ese escrito la gran admiración que sentía por el papá de Mafalda.
Desafortunadamente no encontré ningún respaldo de ese
archivo, y la “vieja confiable” de que todo se queda en internet, falló en este
caso: sin embargo no sería una pieza tan relevante el día de hoy: simplemente
quería reciclar algunos datos que en su momento recopilé de aquí y allá. Uno de
los que tengo muy presentes es que existió una creencia popular de que Mafalda
había muerto en una de las tiras cómicas y que la causa de su muerte habría
sido atropellamiento por un “camión de sopa”, alimento que la pequeña niña
odiaba; sin embargo todo se había tratado de una malinterpretación de una
declaración hecha por el propio autor, en la se sabe dijo que prefería que
Mafalda muriera atropellada antes que ser obligado a no publicar su tira debido
a la coerción de la libertad de expresión. Ahí el dato.
Sirvan estas líneas para recordar la obra de Joaquín Salvador Lavado Tejón; que las generaciones venideras conozcan su obra y que siga trascendiendo en el tiempo y el espacio mientras haya gobiernos opresores, (demasiadas) tareas escolares, gente deshonesta y guerra en el mundo, pero sobre todo, mientras exista gente que sea inspirada por esta pequeña niña de pelo esponjado para oponerse a todo ello.
Quino, descanse en paz.
Dedicado con amor a la Mtra. Mirna, quien siempre citó a Mafalda.
-A.M.
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